En Mendoza unos 115 niños, aproximadamente, se encuentran en lista de espera para poder ser adoptados, de ellos, unos 45 padecen algún tipo de discapacidad. Las edades oscilan entre los seis y siete años. Mientras se resuelve su situación legal, los chicos permanecen en Centros de Día o terapéuticos y, en algunos casos, son acogidos temporalmente por familias cuidadoras.
El próximo 27 de septiembre se conmemora el Día del Acogimiento Familiar y, desde el 2015, la Asociación de Voluntarios de Mendoza (AVOME), que tiene convenio con el Gobierno de Mendoza (Subsecretaría de Desarrollo Social, Dirección General de Protección), se hizo cargo de la selección, formación y seguimiento de las Familias Temporarias en el Gran Mendoza, zona Este y Zona Valle de Uco.
En la actualidad, AVOME cuenta con unas 22 familias temporarias activas que, de manera voluntaria y transitoria se ofrecen a acoger a niños/as, cuyas edades van desde recién nacidos hasta los 10 años. Por medidas de protección excepcionales tomadas por los Equipos Técnicos Interdisciplinarios de la Dirección General de Protección (DGP), no pueden seguir conviviendo con sus familias biológicas por diversas razones. Una de las condiciones que se exige y que es monitoreada por profesionales, durante el tiempo que el menor persiste en el hogar de la familia temporaria, es que la familia no tenga intenciones de adoptar. El paso del niño por ese hogar tiene que ser un puente mientras se resuelve su situación judicial.
Cecilia Menéndez tiene cuatro hijos y desde que decidió ser parte del Programa de AVOME ha participado de 14 acogimientos. Arrancó en el 2008, por una convocatoria pública realizada por la pantalla de Canal 9 Televida. Lo hizo junto a su pareja (hoy su ex esposo) y en la actualidad sigue recibiendo a los menores sola.
“No se trata de un acto de caridad, sino que es un aporte a la sociedad, ya que uno tiene la suerte que estos niños no. Muchas veces nos quejamos por chicos que a los 12 o 13 años matan deliberadamente por nada y se trata de personas que no tuvieron la posibilidad de ser queridos como los pequeños que nosotros acogemos”, relató Cecilia.

La mujer contó que en vez de quejarse actúa para poder tener una mejor sociedad para ella, sus hijos y para todos. “Hoy estoy atravesando mi acogimiento número 14 y son 14 seres humanos que tendrán otro futuro”, comentó.
En la actualidad, Cecilia acogió a un bebé de tres meses, hijo de una joven de 20 años que, además, tiene una nena de seis años.
“Son historias muy tristes y en vez de lamentarme funciono. Siempre digo que no quiero admiración de la gente, sino más imitación, pero lamentablemente somos pocos los que nos animamos a este rol”, expresó.
El tiempo que los chicos han permanecido en su hogar ha sido variado. Lo mínimo han sido 20 días y el máximo 23 meses.

A algunos los ha seguido viendo, a otros no porque se fueron de la provincia o porque el vínculo con sus padres adoptivos no se dio.
“Con la mayoría tengo una relación divina tanto con los chicos como con sus padres adoptivos. Compartimos cumpleaños, asados, es una relación de tíos. De hecho, el segundo acogimiento que tuve fue una nena de un mes que estuvo conmigo 13 meses y que en dos meses celebra sus 15 años”, relató.
María Eugenia tiene tres hijos y es otra de las mujeres que con su familia forma parte de AVOME. El interés por el acogimiento arrancó en el 2018, ni bien llegaron a vivir a Mendoza (procedentes de Córdoba) y hasta hoy lleva realizado cuatro acogimientos, el último fue E. –la inicial responde al derecho a resguardar su privacidad- que permaneció en el hogar 19 meses y una pandemia en el medio.

Luego de varias entrevistas individuales y grupales, la familia quedó apta y el primer niño llegó en julio.
“Al ser el primero fue el más difícil, porque son muchas las emociones que se ponen en juego y muchas cosas desconocemos, pero fue maravilloso. Fue un arduo trabajo que realizamos los 5 integrantes de la familia”, relató la mujer.
“En casa vivieron cuatro peques. La que menos tiempo vivió con nosotros fue M., una pequeña que nos dejó toda una enseñanza y sólo estuvo en casa un poco más de 20 días, J. y A. seis meses y E. 19 meses”, contó Eugenia.
Tanto la marcó a Eugenia la experiencia que hoy junto a un grupo de amigas creó ANUDAR, una asociación que trabaja por la promoción y garantía de los derechos de niños, niñas y adolescentes.

La experiencia de Eugenia con E. no terminó cuando el menor fue adoptado, sino que continúa en el tiempo y la relación entre ella y los padres adoptivos del niños es excelente.
Sellar el dolor con amor
Luego de pasar por las familias temporarias, muchos chicos son adoptados y comienza una nueva etapa en sus vidas.
E. es uno de ellos, que luego de estar con María Eugenia durante 19 meses de acogimiento hoy disfruta del amor de Eliana y su familia.
“Ser mamá adoptiva es súper confortable para el corazón, no sólo por el deseo de ser madre, sino porque también estás ayudando a un niño a que tenga una familia, amor, educación y, sobre todo, a que no esté solo en la vida. Me alivia saber que puedo aportar mi granito de arena”, comentó Eliana.

Luego de haber perdido un embarazo de mellizas, Eliana junto a su esposo decidieron inscribirse en el Registro Único de Adopción (RUA). Según contó la mujer, el proceso fue corto respecto a otras familias, sólo cinco años duró.
“Al principio consta de varias reuniones, asistente social, y entrevistas con el psicólogo, luego te dan el apto psicológico y después sólo resta esperar”, manifestó.
Si bien siempre los aspirantes prefieren adoptar bebés, en el caso de Eliana las pretensiones se extendieron y el máximo de edad era tres años.
E. llegó a la familia con dos años y medio y “es el mejor niño que podría haber llegado a nuestras vidas porque es muy dulce, sociable, superador, es muy agradecido, y lo más importante es que todo el mundo cuando lo ve nos comenta: que es un niño muy feliz”, expresó emocionada Eliana.

“E. hoy tiene cinco años, conoce toda su historia y si bien hay que recordársela todo el tiempo, lo hacemos con mucha paciencia, le explicamos con cuentos y muñecos con quién estuvo primero hasta que llegó a nosotros”, relató la mamá.
Respecto a su relación con Eugenia, Eliana contó que es excelente. “Nosotros los queremos mucho, a ella y a su familia, y es la tía preferida de E., él la adora, y siempre estamos en contacto, va a su casa, salen a pasear y para los cumpleaños también están presente”.
En busca de familias temporarias
Ser familia temporaria o de acogimiento no es un rol que cualquiera puede asumir. Las que acceden son evaluadas y capacitadas para cuando llegue el momento del despegue no sea traumático para ellas.
“No cualquiera está preparado para dar y después perder. Desde el momento en que el niño se va es imposible no sentir el vacío en la casa de esa criatura que ha permanecido por un tiempo, por lo que la cabeza de uno tiene que estar concientizada, ser maduro y no ser egoísta y pensar en el niño y sus necesidades”, expresó la licenciada en Psicología, Laura García (Mat. 1118) que, además, ha tenido la posibilidad de acoger a 12 niños en su seno familiar.
Los que deseen ser parte de AVOME y estén dispuestos a convertirse en puentes para que los niños puedan crecer y trascender, pueden solicitar información al celular 261 2656544 o al correo electrónico: familiatemporaria2020@gmail.com