Gonzalo (37 años) es efectivo policial y tiene una gran afición por la cocina y la parrilla, que hizo que un día compartiera su mayor deseo con su pareja Agostina. Juntos planean abrir en un futuro su propio restaurante, pero, por el momento, recorren Mendoza con su emprendimiento denominado Vacío BBQ.
La joven de 23 años, quien también estaba en la fuerza policial, quería ayudarlo a concretar su sueño. Sin embargo, los sueldos que ambos percibían hacía que ese deseo fuera difícil de concretar. Aun así, estaban lejos de tirar la toalla, ya que en una mañana de agosto de 2022, cuando se disputaban las picadas de Lavalle, Agostina convenció a su novio para ir a vender sandwiches de vacío a los espectadores. En poco tiempo juntaron la leña, la carne, el pan, dos tablones y cuando salieron de sus respectivos trabajos, cargaron todo en su auto para ir a vender. “No estábamos habilitados para entrar al predio, así que vendimos afuera, pero nos fue re bien y en media hora nos quedamos sin nada”, comentó la muchacha.
El éxito que tuvieron ese día llevó a que, cada domingo, se instalaran en el área del estacionamiento. El furor que tuvieron con su sandwich llegó hasta los propios pilotos, quienes hablaron con los organizadores para que los dejaran entrar al predio.
El negocio comenzó a despegar y la pareja sabía que era momento de invertir en un mobiliario mayor para aumentar las ventas. “Cuando las ruedas del Corsa se pincharon, lo llevamos a una gomería y allí encontramos un food truck, que pertenecía a un conocido nuestro y le consultamos si no los vendía”, explicó la joven.
Sin embargo, el auto, su principal herramienta para poder viajar, no funcionó más y tuvieron que reemplazarlo por otro, pero fueron engañados y el vehículo que compraron estaba fundido.
“Eso nos complicó porque no pudimos ir a los eventos o a los festivales”, explicó la joven. Lejos de bajar los brazos y esperar a arreglar el auto, instalaron el food truck en la puerta de su casa en Lavalle y los fines de semana venden a sus vecinos.
“Fue increíble porque mucha gente que comió nuestro producto en los festivales, no podía creer que nos había encontrado en la puerta de nuestro hogar”, comentó Agostina.
Además, la joven comentó que está de licencia en la Policía, que su pareja Gonzalo es de alta jerarquía y su jornada laboral no es tan extensa y eso le permite trabajar en su emprendimiento. “Además, su jefe es el parrillero, así que no tenemos mucho problema con eso”, contó la emprendedora.
A pesar de esa ayuda, ambos aseguraron que no consiguen un empleado que pueda ayudarlos con el negocio, sobre todo cuando deben presentarse a un evento privado y necesitan mayor disponibilidad de personal.